viernes, 12 de diciembre de 2014

Marionetas

En Austin todos los bares tienen música en vivo. Las camareras se mueven suavemente, no se sabe muy bien si siguen la música o si hay alguna mano por debajo que las mueve como marionetas de peluche.

Amber era mi preferida. Me gustaba ir a tomar algo al Ugly Coyote no porque el bar fuera bueno, los grupos que tocaban allí eran mediocres, pero ella era mi amor platónico.

Aquella noche se movía como nunca. Lentamente, suavemente. "El titiretero imaginario está realmente inspirado", pensé. Mi imaginación y las Samuel Adams me jugaron una mala pasada justo cuando comenzó la lucha entre dos bandas de rock. No sé si terminé del otro lado de la barra o si la barra se cayó o si todo fue un sueño. El hecho es que vi a un hombre con la cara hundida donde nacen las piernas de Amber. Entonces comencé a creer en la magia de las marionetas.

Pernando Gaztelu


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