lunes, 20 de julio de 2015

Cara a cara



 Él y ella. Sentados en la misma mesa, rodeados de mirones que hacen como que trabajan. Él y ella. Las caras iluminadas por ordenadores. Respuestas vagas, miradas de soslayo. Todos miran a una gran pantalla blanca y ellos se miran sin mirarse. Los demás callados, yo respondo a una estupidez, ellos se miran mientras los demás centran su atención en mí. Vuelvo a desaparecer en el silencio de la mesa. Ella mira la pantalla blanca y él la observa. Los demás somos piedras que responden al viento en el camino. Hace calor, somos piedras que reflejamos el sol y respondemos con silbidos al viento. Otra pregunta, otra vez la infame labor de responder y dejar de volar. Ella se cubre la boca con una mano, con la punta de los dedos, los roza con su fina lengua y él mira la blanca pantalla al oír su voz, se cubre la boca con las manos cruzadas, quiere que responda bien. Risas, algo pasa, las piedras se ríen y el viento sopla y ella mira a todos, también se ríe. Él está nervioso, está nervioso y no quiere que nadie más la mire. Ella deja de sonreír al pasar la mirada por delante de su rostro, él no la mira, está serio, ella se muerde el labio inferior. Ahora la toca a otra pierda responder el soplido del viento. El mira por encima de su cabeza y ella se acaricia un brazo, se roza con el dedo pulgar el antebrazo. El viento sopla sobre una piedra que no está y las demás piedras silban por ella. Ella los mira a todos y él se cubre la cara. Quedan sólo treinta minutos para acabar esta farsa, ella se irá primero, él la espera en la playa. Allí no habrá más piedras, ni viento, ni respuestas falsas. Allí podrán estar en serio, cara a cara.

Pernando Gaztelu

sábado, 18 de julio de 2015

PUBLICAD, PUBLICAD!!!

Hola amigos del blog. Imagino que estaréis disfrutando del sol, paseos, viajes, el aire acondicionado...
Animaros a seguir escribiendo y publicando aunque sean cosas cortitas que os inspiren vuestras vivencias de verano o los maravillosos segundos capítulos de vuestras novelas.
¡Feliz verano!

FÁBULA DE LA CARPA AZUL


Aquel día estaba la orilla del rio cubierta de nieve. Un pescador se concentraba en las ondas que veía en la superficie del agua cuando, de pronto,  notó cómo la tensión del hilo llegaba hasta la caña , la punta se doblaba con fuerza y el corcho se movía de un lado a otro con fuertes envestidas. Podría jurar que en ese momento ya supo qué era lo que había pescado pero desechó la corazonada , recogió carrete y sacó una bonita carpa con una mancha azul en el lomo.
_¿Tu otra vez? Te he pescado ya por lo menos tres veces en cada estación. ¿Es que no aprendes?
_ Ya lo creo que he aprendido! He visto un paisaje nuevo cada vez que me sacabas del agua y he vivido para contarlo a los demás peces que habitan el fondo del río.
_Eres tonta. Te arriesgaste a morir.
_Si no me hubiese arriesgado, habría muerto sin aprender nada. ¿De que habría servido entonces mi vida? Me parece que eres tu el que tiene que aprender  hoy,  que has necesitado verme doce veces para preguntarte por qué.

miércoles, 8 de julio de 2015

Seis toros y seis cabestros.



Hoy toca
noche de luces
y mañana de toros.
Tarde de rojo y blanco,
turistas y amigos, locura,
niños y procesiones.
Seis toros corren,
seis cabestros
suenan.

Son ocho días
de intensos ocasos
y  amaneceres por sorpresa.
De estragos, festejos y un vaivén
de volátil demencia ebria de alegría.
Pintados de rojo y blanco se ven
Iruña y más los Pamplonicas.
Seis toros corren y seis
cabestros brillan.




Pernando Gaztelu