Hoy he recibido la
mancha negra. Ha llegado sin previo aviso. No hay escapatoria.
Primero he sentido en la mano su tacto pegajoso y cuando, después de un rato, me he atrevido a mirar, un escalofrío me ha recorrido entera. Aun suponiendo que todo salga bien, esto es un aviso del principio del fin. La ilusión de que todo continuará igual eternamente, se ha roto de golpe.
Primero he sentido en la mano su tacto pegajoso y cuando, después de un rato, me he atrevido a mirar, un escalofrío me ha recorrido entera. Aun suponiendo que todo salga bien, esto es un aviso del principio del fin. La ilusión de que todo continuará igual eternamente, se ha roto de golpe.
Basta una mala
noticia de alguien cercano, para cambiarlo todo.
¿Por que pensamos
que no vamos a morir NUNCA? ¿Quién nos hizo creer
que podíamos escapar a nuestro destino?
La muerte es tan
real como la vida pero quizás ninguna de las dos sean únicas, sino que mas
bien, conformen juntas una parte de la obra, una sola
página del resto de nuestra historia en este y en otros mundos.
Y si así fuese,
¿malgastaríamos de la misma forma nuestro tiempo sabiendo que aún nos queda
mucho para poder experimentar? ¿seguiríamos sufriendo y lamentándonos de
nuestra suerte? ¿nos maltrataríamos igualmente ya que habría otras vidas
nuevas para volver a empezar? ¿Qué sentido tendría hacerlo? ¿El placer de
contentar una y otra vez nuestro propio yo a costa de no explorar mas allá
del límite de la comodidad que cada cual se permita?
Es fácil vivir sin
pensar hasta que nos llega una mancha negra. Si esta no se hace muy grande y
acaba con nosotros, cabe la posibilidad de olvidarla aunque, tarde o
temprano, siempre vuelve.
Mientras me
preparo para vivir este momento de la forma mas consciente posible sin huir,
con optimismo y abriendo mucho los ojos para aprender de ese ser querido que
podría ser yo - siento que ya lo soy- abro la mano y dejo caer su contenido .
La mancha se diluye entre mis dedos. No hay luz sin sombra ni pintor que se
conforme con una sola obra. Todo vale cuando se le da un sentido.
Vivir coloreando
permanentemente lo que eres y lo que tocas es un gran reto pero es
también la única forma de pintar algo por ti mismo.