No sé si podré, dijo el baturro a sus amigas mientras intentaba
organizar el año.
Estaba con la cabeza en cualquier lado. ¿Escribir? ¿Qué
ostias? Las tareas domésticas, el tiempo, las obligaciones y el medioambiente,
la familia política y la económica, los mapas y los aviones, las consecuencias
de la juventud desordenada y el neurotransmisor que nunca funcionó bien. ¿Cómo
hacerse un hueco en la agenda para poder escribir con amigos?
Los minutos eran meses entre los copos de nieve imaginarios
que aparecían por la ventana después de ver el tiempo en el Diario de Navarra.
¡Maite tiene razón! La columna de la prestigiosa columnista y poetisa le hacía
rever su actitud ante la vida, el baturro estaba enlodado, tapado de
excrementos y aun así era capaz de reaccionar y replantearse y apuntarse y
esperar su turno para poder, una vez más, formar parte del grupo de aprendices
de mago, de prestidigitadores de las letras.
Con la idea en la mente, se puso a escribir como un poseso y
al lunes siguiente fue en persona a presentar sus respetos. Maite, sorprendida,
le dejó pasar.
Pernando Gaztelu
Muy bien Per!! Que la magia te acompañe. Nos vemos el lunes. Si hace falta te dejó un sitio en mi silla.
ResponderEliminarQuien la sigue la consigue. Suerte en tu trayectoria...
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