Mi abuelo le contó a mi padre mientras se
moría que a su padre lo mató el bisabuelo de Juanito. Apareció desangrado en
una zanja y dos semanas mas tarde mi abuelo mató a su abuelo en un supuesto
atropello accidental. Años mas tarde se supo que el padre de Juanito envenenó
al abuelo poco a poco echando matarratas en el sol y sombra que se tomaba cada
tarde en el bar del pueblo.
Llevo días observando a Juanito. El lo
nota y también me mira de reojo cuando cree que no le veo. Hasta que por fin,
un día me dice:
_Oye, ¿te importaría decirle a tu padre
que espere a matar al mío cuando pase mi cumpleaños? Es que prometió llevarme
al parque de atracciones.
A los días cuando me crucé con el de
nuevo, me pareció que había crecido como tres centímetros, tenía un aspecto
desvalido y me lanzó la pregunta a bocajarro.
_¿Que te dijo tu padre?
_ Le parece justo, le dije.
_Bien.
Me di media vuelta para marcharme por
donde había venido pero Juanito me detuvo sujetándome por el hombro.
_Oye, me sabe mal que no puedas elegir tu
también la fecha así que… después de lo de mi padre…¿Cuándo te va bien que te
mate?
_Ya te diré, le contesto yo con tono
neutro mientras escapo de su mano infantil que parece pesar ya una tonelada sobre mi hombro.
No volví a verle hasta pasados cinco
años. Ese día los dos fingimos no conocernos. Jamás pisé un parque de
atracciones con mi padre-por si a caso-y el padre de Juanito nunca volvió a
hablar con el mío.
¡Muy bueno! Atrapante, estupenda historia. ¡Qué gente! Directos y sin remodimientos. Ay, si es que las muertes y así, me encantan. Y aunque no lleguen a consumarse, estando allí la muerte de pormedio, es algo que atrae. Muy buen contado, me ha gustado mucho. La extensión justa.
ResponderEliminar¡Qué original! ¿De donde sacas estas ideas? La imaginación al poder!!!!!!!
ResponderEliminar