Yo no soy lo que parezco.
He tocado el techo del mundo, he llevado mi cuerpo hasta la extenuación una
y otra vez, aceptando la muerte en cada riesgo asumido, cinco ochomiles y varias expediciones a la Antártida y sin embargo…
Soy un cobarde.
Desde mi ventana las montañas existen
ahora ajenas a mi dolor mientras yo, en este cuerpo que ya no obedece, me hago
consciente de quien soy.
Sin posibilidad de seguir huyendo , atado
a esta cama y a esta silla que ahora son mis pies, miro por vez primera a los seres
queridos que me acompañan y me perdono por no haberme atrevido a amar
hasta hoy.
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Triste y conmovedor micro. Muy bueno, gracias por compartirlo!
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